12 de cosas que puedes aprender con los caballos

El caballo es una animal que ha acompañado al hombre desde hace siglos y ha sido usado como medio de transporte, ayuda en las faenas del campo, en la guerra y como elemento de ocio. Pero además, en los últimos 20 años, se ha descubierto, o redescubierto, su valor terapéutico. Por eso quiero explicarte hoy una docena de cosas que puedes aprender con los caballos, algunas se aplican mejor montado a caballo pero la mayoría son también aplicables pie a tierra o incluso se aprecian más en esa situación. No hace falta ser un experto en Doma para disfrutar de un caballo pie a tierra, basta con acudir a una sesión o curso de Coaching asistido por caballos.

 

  1. A usar tu cerebro “secuencial”

Como ya debéis saber nuestro cerebro esta dividido en dos hemisferios. Aunque ambos hemisferios funcionan conjuntamente cada uno tiene una cierta especialización.  El hemisferio izquierdo está más especializado en lo que sería el procesamiento secuencial, es decir, procesar una cosa detrás de la otra. Si estás realizando un ejercicio sobre un caballo, es imprescindible seguir una secuencia de instrucciones concreta que debes aprender a ejecutar. Cualquier cambio en esa secuencia provocará un resultado no deseado.

  1. Usar tu cerebro “global”

En este caso, para conseguir que el cerebro funcione como un todo, será el hemisferio  derecho el que se ponga en juego. Si bien hay que empezar haciendo un aprendizaje secuencial, lo ideal es irlo practicando para que la secuencia se ejecute como en un bloque, de manera que no haya que ir pensando paso a paso. Estos dos primeros puntos son comunes a otros deportes, pero en la equitación debido a que la mitad de la ejecución depende del caballo, la exigencia es mucho mayor.

  1. Usar la visión periférica

Esto lo podemos aplicar tanto montados como en ejercicios pie a tierra. El caballo tiene un ángulo de visión, con los ojos situados a ambos lados de la cabeza, de más de 180 grados. Es imposible interactuar con un animal que tiene esa amplitud visual si sólo somos capaces de ver lo que tenemos enfrente. Desarrollar la visión periférica nos ayuda a ser más efectivos en muchas situaciones de nuestra vida cotidiana ya que estamos viendo el mundo de una manera más amplia.

  1. Respirar

Nuestra respiración es una de las cosas que le indica al caballo qué es lo que te está sucediendo y por tanto, qué peligros puede haber en el entorno. Si cuando estás montando o junto a un caballo, retienes la respiración el caballo interpretará que hay algún peligro y se pondrá alerta o saldrá corriendo. Por tanto, tienes que conseguir una respiración equilibrada para transmitir serenidad. Y esa respiración equilibrada es la que además te puede dar paz y sosiego en el día a día.

  1. Encontrar tu centro

No me cansaré nunca de repetir lo importante que es que encuentres tu  propio centro. Es un concepto que los occidentales hemos tomado prestado de disciplinas como las artes marciales y sería ese punto de equilibrio y conexión dentro de tu cuerpo, desde donde puedes actuar con mayor eficacia sobre tu entorno. Mejor que no pruebes a galopar sobre un caballo con el centro “descentrado” porque mantenerte sobre él te será muy complicado.

  1. A concentrarte sin tensión

Aunque suene contradictorio, el estado ideal de concentración es aquél en el que estás relajadamente concentrado. Ese es el estado que deberías conseguir tener tanto para montar como en un ejercicio pie a tierra. Atento a lo que sucede, con visión periférica y relajado, sin transmitirle tensión al caballo. Y es el estado ideal para rendir en cualquier actividad que realices.

  1. A dar instrucciones precisas

A los caballos, como a las personas, no les gustan las instrucciones imprecisas y mucho menos contradictorias. Lo que pasa es que una persona puede callarse, preguntarte o tratar de entenderte a pesar de todo. Un caballo no va a hacer eso. Posiblemente va a pasar de tu indicación y hará lo que le de la gana y en el mejor de los casos hará lo que le parezca que se aproxima más a lo que le pides. Así que más te vale ser preciso y coherente si quieres obtener algún resultado. Como en la vida.

  1. Conectar con tus verdaderas emociones

Como he venido diciendo, el caballo capta cómo tu te sientes, si estás asustado, si te sientes alegre, si estás triste…Si no eres consciente de cómo estás, actuará como un espejo y te lo pondrá delante. Así de simple, pero impactante, sobre todo cuando transcurre en una sesión de Coaching asistido por caballos.

  1. Reconocer lo que transmites corporalmente

Al ser un animal de huida, que puede ser cazado, el caballo ha de tener desarrollado un instinto totalmente calibrado para saber qué peligros le acechan. Y eso lo hace obviamente, atendiendo al lenguaje corporal, porque las palabras en sí mismas no las entiende. Así que si le estás diciendo “caballo bonito” pero tu actitud corporal es amenazante, se pondrá a la defensiva, saldrá corriendo o en el peor de los casos te soltará una patada. Y te enseñará cómo tu lenguaje corporal te delata aunque ni tú mismo lo sepas.

  1. Sentirte más libre

En esta ocasión se trata del efecto que se produce al estar en conexión con un animal puramente instintivo, que se deja domar y conecta contigo emocionalmente, pero que en el fondo, sigue siendo libre. Has de estar ahí para sentirlo. O galopar por un bosque, dejándole fluir en su elemento para conectar con esa libertad de estar en el estado natural.

  1. Saber poner límites

Como te he dicho antes, el caballo, por mucha doma que tenga, sigue siendo libre. Si no sabes cómo ponerle límites, con cariño pero con claridad, hará lo que él quiera y te llevará por dónde le parezca. Tú has de ser el líder, un líder que le haga sentirse seguro de que en ti se puede confiar.

  1. Ser más coherente

Cuanto más coherente seas, cuanto más tu mente, tu cuerpo y tu intención comuniquen lo mismo, mejor será tu relación con este bello animal. Tanto si lo montas y consigues el añorado binomio de todos cuanto montan, como si estás pie a tierra en la pista. El caballo no soporta las incongruencias, pues él no las tiene. No es hipócrita pues no está en su naturaleza. Así que puede ser un gran maestro para que aprendas a conectar con tu propia coherencia y la dejes salir fuera.

 

La relación con los caballos, sea montando o en sesiones de coaching o terapia, o en actividades grupales es realmente impactante. Relacionarse con el “noble bruto” puede activar resortes en ti que no conocías. Y puede hacerte cambiar en muchos aspectos.